jueves, 2 de febrero de 2012

Cosas de muñecas


Encontrar en una tienda una muñeca Monster High es imposible.

En Navidad se formaban colas para comprarlas ante el Toys R Us del Parque Corredor desde las ocho de la mañana, y abren a las diez. Las que recibían, entre cinco y veinte, tres o cuatro días a la semana, no llegaban a las estanterías. Simplemente volaban.


Pero después de Reyes, pese a que desde la tienda confirmaban que no iban a recibir más muñecas al menos en un par de meses, se seguían formando colas por si había alguna devolución.

Se pueden encontrar algunos modelos en Internet, ya pocos. En Amazon estaban al mismo precio de la calle, pero también se les han agotado. Por eso hay páginas que ofrecen las muñecas sin complejo alguno hasta por el triple de su precio, e incluso proliferan los anuncios de muñecas ¡de segunda mano! O manita. Pobres.

Las Monster High han montado el típico imperio, que incluye serie en la tele, muñecas si tienes suerte, videojuego, colecciones de fotos y cromos, disfraces, cojines parlantes, ropa de cama... Lo que se te ocurra.

Las muñecas son monstruosas de buen rollo y todas tienen su historia. Está Frankie Stein, Draculaura, Cleo de Nile... Cada una es monstruosa a su manera.


Aunque para monstruosas de verdad, algunas muñecas que se venden en países árabes.


Quizá por eso varias disponen de burka entre sus complementos. Con lo cual te da lo mismo meter debajo de eso a la muñeca original, a un Madelman o un palo.

Igual estos colores también resultan provocativos.

La única que se salva un poco es la conocida como la Barbie árabe, que nada tiene que ver con la Barbie de verdad, que es de Mattel, como las Monster High.

Se llama Fulla y nació en 2003 en Dubai convertida ya en doctora y profesora. Sus creadores aseguran que es como Barbie pero adaptada a las costumbres de los países musulmanes.


Y es verdad. En este vídeo Fulla se prueba dos recatados aunque alegres modelitos, pero sólo los luce mientras está en casa. Cuando sale a la calle, la muñeca se convierte en un rollo de tela.


Qué mareo.

Fulla se vende en casi todos los países árabes y también en China, Indonesia, Brasil y algunas tiendas de Estados Unidos. En la mayoría de estos países la muñeca viste el hiyab con la cara al descubierto, pero en Arabia Saudí es obligatorio que el velo también le tape el rostro. Para poder jugar en el parque.

La muñeca sirve de icono educativo para millones de musulmanes y tuvo una gran acogida en países como Egipto, Siria o Irán hace una década.

Pero la proliferación de revueltas en países árabes ha incidido en que Fulla sea un juguete maldito y obsoleto entre quienes reclaman libertad. Y algunos no han podido con esto y han contraatacado.

La semana pasada, la Policía iraní se dedicó a cerrar jugueterías de Teherán donde se vendía la Barbie de toda la vida, como acción principal de una campaña "contra la decadencia occidental en el país".


Los medios oficiales iraníes justificaban la medida como "una nueva etapa" de la ofensiva, que incluía también "la prohibición de maniquíes en los escaparates como afrenta a la modestia de las mujeres", según apuntaba The Telegraph.

Cleo parece una gogó y la prima de Fulla una monja.

La cuestión no es nueva. De hecho, el rechazo a la Barbie fue lo que propició el nacimiento de Fulla. Quizá por eso lo de contraatacar requisando barbies y cerrando jugueterías ahora que Fulla está en horas bajas.

Hay que ver la cantidad de cosas que se aprenden buscando Monster High en Internet.


¡Feliz cumple, Vera!

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